La industria del vino en Canarias vive una etapa de expansión y profesionalización desde hace varios años. El crecimiento del enoturismo, el aumento de las exportaciones y la consolidación de nuevas bodegas en todas las islas están impulsando una demanda cada vez más exigente de soluciones de embalaje para vinos. Y aunque una botella de buen vino habla por sí sola, la forma en la que se protege, transporta y entrega ese vino dice mucho del cuidado que hay detrás del producto.
Desde Klingele Embalajes Canarias, conocemos de cerca las necesidades del sector vinícola local, y trabajamos diariamente con bodegas, fincas y viñedos de todo el archipiélago. Nuestra propuesta de valor se basa en ofrecer soluciones de embalaje resistentes, funcionales y sostenibles, adaptadas a la realidad logística.
Ahondaremos en los tres pilares que marcan la diferencia en un embalaje para vino: el diseño estructural, la resistencia durante el transporte y el compromiso medioambiental.
Diseño: funcionalidad ante todo
Cuando hablamos de diseño en el sector del embalaje industrial, no nos referimos a lo bonito o llamativo que pueda ser un estuche, sino a cómo se estructura un embalaje para cumplir con su función de forma eficaz. En este sentido, el diseño tiene que ver con lo práctico: la facilidad de montaje, el aprovechamiento del espacio, la estabilidad en el apilado, la seguridad de la botella y la optimización del transporte.
Nuestras cajas para vinos están pensadas para adaptarse a los diferentes formatos más utilizados en la industria vitivinícola: desde las tradicionales botellas bordelesas hasta las borgoñonas o espumosas. De hecho, si tienes dudas sobre las diferencias de tamaño, forma y capacidad, te recomendamos echar un vistazo a nuestro artículo Tipos y tamaños de botellas de vino, donde detallamos los modelos más comunes y sus particularidades logísticas.
El diseño también se refleja en la capacidad de personalización a gran escala. Desde nuestra cartonera podemos ofrecer personalización con logotipo, color corporativo u otros elementos en pedidos superiores a 3.000 unidades. Esta posibilidad es especialmente útil para mejorar la visibilidad de marca, generar packs promocionales o distribución a tiendas especializadas.
Por último, un buen diseño implica pensar también en el almacenaje. Las cajas deben ocupar el menor volumen posible antes del uso y permitir un montaje ágil, sin complicaciones. Porque cuando hay que preparar decenas o cientos de pedidos en época de vendimia o durante festivales de vino, cada minuto cuenta.
Resistencia: proteger en cada tramo del camino
Las botellas de vino no son productos cualquiera: son frágiles, pesadas y valiosas. Requieren un embalaje capaz de absorber impactos, resistir vibraciones y soportar peso sin ceder. Este aspecto cobra especial relevancia cuando la logística va más allá de un desplazamiento de un punto al otro, y requiere transporte marítimo, múltiples manipulaciones, tránsito por zonas de alta humedad y cambios de temperatura.
Por su estructura ligera pero robusta, las cajas de cartón ondulado son una de las opciones más utilizadas para embalar botellas de vino. Están disponibles en versiones de canal simple o canal doble, lo que permite ajustar el nivel de protección según el peso, la cantidad de botellas o el tipo de transporte. Además, suelen incluir separadores interiores diseñados para evitar el contacto directo entre botellas, minimizar los movimientos durante el envío y distribuir el peso de forma equilibrada. Esta combinación de resistencia y funcionalidad ha convertido al cartón ondulado en una solución confiable para bodegas que priorizan la seguridad del producto sin recurrir a materiales más pesados o contaminantes.

Sostenibilidad: compromiso real con el entorno
La sostenibilidad ya no es una opción o una tendencia: es una necesidad. Cada vez más consumidores valoran no solo la calidad del producto, sino también el impacto que tiene su producción, distribución y consumo en el entorno.
Para las bodegas, este compromiso empieza en el viñedo, pero debe extenderse a toda la cadena de valor, incluido el embalaje. El uso de materiales reciclables, biodegradables y con menor huella de carbono, como el cartón ondulado, es una manera directa de demostrar coherencia entre lo que se predica y lo que se practica.
Frente a opciones más contaminantes como el plástico o más pesadas como la madera, el cartón ofrece ventajas evidentes:
- Es 100 % reciclable y biodegradable, lo que reduce el volumen de residuos generados.
- Proviene en muchos casos de material reciclado, y puede reciclarse nuevamente tras su uso.
- Es más ligero, lo que ayuda a reducir el consumo de combustible durante el transporte.
- Es versátil y adaptable, permitiendo diseños funcionales sin necesidad de componentes plásticos adicionales.
Incorporar este tipo de soluciones en el embalaje de botellas no solo contribuye al medioambiente, sino que envía un mensaje claro al consumidor: esta empresa se preocupa por el impacto de su actividad y busca actuar de forma responsable.
Cada caja para vino fabricada en cartón ondulado es, en definitiva, una pequeña decisión con un gran valor simbólico y práctico. Adoptarlas es alinearse con los principios de la economía circular, minimizar la huella ecológica del producto y reforzar la imagen de marca ante un público cada vez más consciente.